viernes, 20 de enero de 2012

Norberto apenas tarde







Norberto apenas tarde
Director: Daniel Hendler
Actores: César Troncoso, Eugenia Guerty, Fernando Amaral, Roberto Suarez.
Origen y año: Uruguay, Argentina 2010.
SAM 13. 85'. Fecha. Est. Bs.As: 05/01/12




Norberto ve como en una especie de camarín grupal del teatro, dos compañeras se deciden a subir para salir a escena. Él, aguarda y lo último que hace, es mirarse al espejo sacando a relucir la mejor escena de todas y la mejor imágen, como si fuera una especie de Gauna en Los paranoicos. Sin saber quién es, se da cuenta de que está puesto a prueba y que sus primeras dos palabras arriba del escenario -delante del público- son la confirmación de un tipo que no es actor y que le falta mucho para lograrlo, pero a su vez, también es un guiño clavado de que cualquiera puede ser artista en este mundo, y que incluso todos los somos en alguna especialidad. Con "algo" de Los guantos mágicos, muchos de los momentos de este tipo pasan arriba de su auto, en el cual nunca descubre el problema de la alarma, en el cual escucha música, en donde guarda su análisis y con quien da todos los días la misma vuelta por la misma esquina. La vida de Norberto, está marcada por horarios, y ni siquiera el curso lo hace mover de sus costumbres y alejarlo a un ambiente que él no prefiere pero en el que debe convivir para aguantarse la angustia de no decirle a su mujer que lo echaron de su anterior trabajo. Su apariencia es la de un gordo tímido, pero que tiene un león adentro, no hay risa alguna en él, salvo cuando aparece una noche de pizzas y birras. Norberto, pide oxígeno, necesita un buen chiste para un grupo de compañeros en una ronda post ensayo, necesita desprenderse rápido de algo que no sabe qué es, necesita mostrarse mas acompañado -les dije que era parecida en algunos aspectos a Los paranoicos-. Norberto es el mismo del título, el de la inmobiliaria, "el mendigo", el que se enamora del teatro de casualidad, el que se enamora gracias a él, a través de las personas y maestros. Hendler da clases de maestría en el cine, en su opera prima, como una maravillosa pinturita del cine uruguayo luego de La vida útil. Hendler va dando pasos y va mostrando acciones en su actor principal, lo mueve como una ficha pero nunca lo abandona y decora su alrededor con objetos sentimentales importante: un cuadro, una banqueta roja, el propio auto. Pero, el peor momento del film (por eso es creciente) es al principio, cuando la historia se trata de un tipo que es despedido del laburo, mientras el espectador espera una continuidad y ve a Norberto, quién es un personaje que se mueve con una libertad pocas veces vista en el cine -Preciosa es un caso, aunque ésta le erra por aburrida y por carecer de ideas- Así, Norber saca pecho al preparar un nuevo personaje y se despacha con un escupitazo en el piso, dejando una vez mas otra imagen en su crecimiento . Norberto estalla con el mejor porro del cine nacional y Hendler se equivoca al alargar un final que tendría que haber culminado con el veterano del grupo arriba de una mesa festejando y borracho, en boxer y bailando, bailando y moviendo los dos dedos índices hacia arriba. Con un final así, mas enorme y mas pensado hubiese sido una película extraordinaria, aunque por ahora es un triunfo del arte, del protagonista y de sus chiquilines.

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