jueves, 29 de julio de 2010

Un hombre serio

Felicidad infeliz

La verdad es qué cuando uno ve una película de los hermanos Coen, nunca sabé por donde empezarla. En esta la empiezo así... ¿Nos dejaron algo?, ¿Realmente les pareció tan buena?, al terminarla, me di cuenta de que he visto una propaganda larga, que nos quería decir algo, pero que en realidad no es importante. Ellos buscan la personalidad de cada personaje, donde la encuentran a través de la intolerancia y la soberbia. Jamás se dieron cuenta de que el film es una historia noble, pero que es arbitrada de manera nula.

La película empieza con una de esas historias del año del pedo, donde una mujer apuñala a un intruso en su casa, que por bien lo había invitado su marido. El objetivo de la mujer al matarlo, era para ver si era un fantasma o algo por el estílo.

Larry es un tipo que no ha hecho nada malo, él mismo tiene en cuenta esto. Que sus hijos le roban plata, que quieren que le arregle la antena, que el tío salga del baño, que a su vez el tío tiene problemas personales, que su mujer lo quiere dejar, que un alumno lo soborna, que la vecina lo calienta. Todas estas cosas y muchas más hacen que la película sea poco creíble. Porque el es un judío, ¿Que culpa tienen los judíos en esto?. Lo que pasa es que Larry intenta dejar de lado esto, ayudando a todo su vínculo familiar y alrededores. El hijo es quién ha cambiado un poco nomás, ya que sobre el final sigue escuchando su música. La esposa le agradece todo lo suyo al igual que su hermano Arthur. Sueña y sueña, porque lo de él es un sueño. Sacando de por sí el estar alejado de su esposa, ve de manera borrosa que se acuesta con su vecina. Es que ahí esta el problema, si todo esto iba a terminar así, ¿Que es lo que los Coen nos quizieron mostrar?, ¿La vida de un judío que tiene problemas y los soluciona?, en algún momento me hizo acordar a Slumdog Millionaire, donde al morocho le salía todo bien. Su vida era super miserable, él siempre fue bueno, y termino ganándolo todo. La contracara de estas historias en cambio es El luchador (Mikey Rourke), que él se muere luchando, le sale todo mal y se va con los guantes puestos. Finalmente en estas dos horas de narración, en una película algo densa, los hermanos Coen nos mostraron un corto largísimo, donde el judío totalmente absurdo se va como si nada.

Si usted realmente piensa que esta es una joya de los Coen, esta bien, no hay que discutirle, pero sepa que dentro de poco, los hermanitos se transforman en unos realistas musulmanes que lo único que les importa es contar historias sin sentido. Lo de musulmanes no tiene nada que ver...

Un hombre serio (EEUU 2009)
Calificación: 5 (Cinco)

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