sábado, 13 de noviembre de 2010

Sobre Arrástrame al infierno

Arrástrame al infierno / Drag me to hell
Estados Unidos 2009
Dirección: Sam Raimi

“En la nube del paraíso soñado”, parece decir la mujer. Mujer que ni bien arranca la película, disfruta de la vida, como cualquier otro ser humano, en momentos de felicidad. Pero esta mujer sabe que hay buenas y malas. No es un testamento, ni una religión, si no que todos sabemos, en el final, lo que es la película. De felicidad a infelicidad parece pasar o en realidad ya sabemos que es lo que le va a suceder. Esta mujer es Alison Lohman, fiel compañera y novia de Justin Long (Esposo de la BarryMore). La primera aparición de este tipo es justamente en su oficina, en su trabajo y allí podremos ver la imagen de un objeto muy importante para la película, o mejor dicho, el más importante para el desenlace de la misma: Un botón. Quizás, un objeto que nadie se lo acuerde en el final, un objeto que sólo Sam Raimi (El director) sabe lograrlo. Se nos pasa, se nos borra y luego en el final aparece como lo importante de Arrástrame al infierno.

Y aquí vamos a lo que es la película, a lo que vale: Una vieja se para en el escritorio de Alison, y le pide una prórroga para poder pagar con tiempo su casa que alquila. Lo cierto es que Alison piensa en ella, (o al menos eso muestra la película) y decide no otorgarle la prórroga, teniendo como escusa otras dos anteriores. Bien, vamos al caso, el toque de comedia empieza ahí: la vieja se enoja por que la humilla y no por que no le da la prórroga, incluso manifiesta “Soy muy orgullosa, nunca me he arrodillo ante alguien”, quizá algo muy loco dentro del género y la escena. Como ya se imaginan, pasado unos minutos, Alison desea volver a su casa y llega hacia el estacionamiento como para tomar el auto y rajar hacia su casa. Pero claro, ahí ya empieza a sentir algo, un espectro, o le queda el gustito amargo de lo sucedido con la vieja. Entonces nosotros no sabemos, si es sólo un aviso, o si es el comienzo de la pesadilla. Bueno, Drag Me to hell se mueve ahí, desde otro objeto importante: Un pañuelo. Quizás, otra de las cosas que el espectador deja pasar. El pañuelo perteneciente a la vieja, es otro de los objetos que Sam Raimi deslumbra en escena. La escena sigue sin mas importancia y allí comienza el terror y el toque de comedia: el mano a mano entre Alison y la vieja gitana.

Nosotros ya sabemos lo que pasó, ustedes se lo imaginarán: entre forcejeo y forcejeo, finalmente la vieja parece tomar gracia a su contrinctante con un “Ahora serás tu quién se arrodille pronto”, quizás una respuesta al “Ahí tienes vieja perra” que le había tirado la blonda. Pero bien, la venganza es la maldición, en este caso, lo mas importante de la película, ya dejando de lado los elementos: El botón, el pañuelo.

A partir, de allí comienza la aventura de la rubia, lo que será lo mejor de la película: Primero, paso a paso, la blonda se irá a leer el futuro, como ya proviniendo algo maligno, luego pasará por extremas consecuencias hasta tener que luchar con la verdad, y allí aparecerán los elementos importantes: El botón y ya sin pañuelo. Y ahí es donde está lo más importante de Sam Raimi: Los cambios de sentimientos: De feliz, a infeliz, de infeliz a feliz, y finalmente de feliz ha muerte bajo las vías del tren.

Generalmente eso asusta de Sam, sus película no aburren, logran mantenerte quieto en todas sus escenas. Lo hacía ya en El hombre araña, dándole importancia a una pizza (Para muchos muy importante) y a un diario. Quizás Arrástrame al infierno sea recordada como una película noble, y está bien, por que lo es, es simple, sorpresiva y muy objetiva.

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